LA ENTREGA DE MEXICO A ESTADOS UNIDOS 2019

Por Marco Tulio Bahena

El canciller mexicano Marcelo Ebrard, se dejó caer en Washington, pero no como el borras como quiso parecer sino con una hoja de ruta bien pensada, y el sábado 1 de junio sostenía reuniones con su equipo en la embajada mexicana.

El martes 4 de junio, el subsecretario para América del Norte Jesús Seade, decidió abandonar la negociación en Washington, porque, juzgó, Marcelo Ebrard había concedido demasiado a los negociadores de Trump, incluso, antes de que se lo pidieran. Concesiones extremas en materia migratoria: despliegue de soldados de la Guardia Nacional en el sur de México, pero también en el norte. Militarización del Instituto Nacional de Migración, y la renuncia del migrantólogo Tonatiuh Guillén, opuesto a ceder a las presiones de la administración Trump.

Si Seade hubiese permanecido en la mesa de negociaciones en el Departamento de Estado, quizás, la Casa Blanca, hubiera convocado al representante comercial Robert Lighthizer, quien como el yerno incómodo, Jared Kushner, mantiene buena comunicación con el subsecretario, cosa que no ocurre entre él y la ministra canadiense Crysthia Freeland.

La tensión entre Ebrard y Seade fue creciendo desde que el académico, con años de residencia en Hong Kong, reiteró varias veces, que había que esperar si Trump realmente imponía aranceles, después del abierto rechazo a esta medida, del senador republicano Chuck Grassley de Iowa, de los agricultores de otros estados, de la American Chamber of Commerce y de los dueños de armadoras, quienes se quejaron en el Congreso, y ante el mismo Lighthizer, quien también cuestionó la amenaza arancelaria. La cadena Taco Bell, con 6 mil sucursales en Estados Unidos, financiadora de los candidatos republicanos, vive gracias al aguacate mexicano, recordaron en su momento los empresarios anti aranceles.