Los medios de comunicación y conclusiones. Situación social y política postelectoral

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Cámara de diputados mexicana. Foto: Vaaggo’s photostream

 

 

 

                                                        

V y último

25.09.12.

Casi todos los medios de comunicación demostraron en la campaña electoral su dependencia y parcialidad de clase, encubierta en una supuesta “pluralidad democrática”. Ellos fueron el área predilecta donde se consumó una de las campañas electorales más vacía de la historia mexicana. Sin embargo gracias a la participación del movimiento estudiantil #YoSoy132, hubo algo por qué recordarla y ello fue, en concreto, la crítica a la “dictadura mediática” y la demanda de una reforma a la ley de medios de comunicación. El #YoSoy132 demandó que se impusiera en México un esquema legal que permitiera la información equilibrada, la claridad de opiniones y posturas, la difusión de valores políticos y el respeto a la participación social. Los estudiantes en lucha manifestaron su hostilidad irreconciliable a los monopolios informativos  y defendieron un modelo de información trisectorial: comercial, público y social-comunitario.

Sin embargo, la positiva propuesta estudiantil no rebasó los pliegos petitorios de las ONGs e ignoró derechos fundamentales de la clase social explotada como es el propio estudiantado. También se advierte en las declaraciones del #YoSoy132 una sobrevaloración del poder real de los medios cuando subestima la historia misma del estudiantado y de los indígenas mexicanos, que han sabido crear, a pesar de todo, un contrapoder embrionario, pero efectivo.

Por lo demás, en el curso de la campaña electoral todos los candidatos disfrutaron por igual de la libertad de prensa realmente existente y los dueños de los medios gozaron de los beneficios multimillonarios que obtuvieron por su actividad propagandística. Sirvieron lealmente pues, al sistema sociopolítico del que forman parte y no podía ser de otra manera.

Quedó más claro que nunca durante los cien días de campaña que el movimiento obrero y social requiere sus propios medios de comunicación, no sólo independientes de los poderes públicos, privados y fácticos, sino como su propiedad exclusiva. Existen ahora algunos medios independientes y democráticos pero ninguno de ellos es un periódico proletario. Los medios pluralistas aunque cumplen una función importante en la lucha contra los vicios institucionales y los grandes monopolios clasistas, son, en la situación cada vez más insuficientes y no se descarta que en situaciones críticas tomen partido contra el movimiento obrero.

Se aprecia también en el campo de la seudodemocracia mexicana, una tensa y complicada situación en la que destacan indicios que sugieren que la clase dominante se halla fragmentada y presa de una aguda y profunda crisis política y sin un programa social de gobierno que garantice siquiera una mediana estabilidad social. Todo lo contrario, amenaza con imponer una reforma laboral que pretende restaurar las relaciones sociales de señorío y servidumbre.

Destaca también en el post partum electoral una clase media cuyos instrumentos políticos se pulverizan irremediablemente a consecuencia de sus propios errores y derrotas y como fruto de su debilitamiento económico y desubicación política. En otras palabras, una pequeña burguesía presa de inanición e impotencia moral, que se manifiesta en un discurso impregnado de ridículos sentimentalismos religiosos y un servilismo hipócrita; cualidades todas de la llamada “izquierda moderna” que además, ofrece al “pueblo” la forma suprema de la democracia a través del pluralismo.

De todas maneras, en la paz postelectoral resuellan fuerte los partidos de la burguesía –PRI, Morena, PAN, PRD, PT, MC, PANAL, etc.-, dispuestos a permanecer eternamente en la arena política mexicana e incluso prestos a refundarse si es necesario. Nadie habla o pide su extinción o liquidación. En cambio abundan los ideólogos del pluralismo que se han apresurado a firmar el certificado de defunción de todos los partidos comunistas.

PD. En la serie de cinco artículos que termina ahora no hemos incluido el análisis de algunos sectores sociales importantes de la sociedad mexicana, como son la clase sacerdotal, la clase militar, la policiaca y el lumpemproletariado, sectores sumamente activos en la política nacional de hoy en día. Quizá más tarde emprendamos esta tarea, si no, alguien lo hará por nosotros.

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