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El 8 de Marzo de 1911 se conmemoró el primer Día Internacional de la Mujer, reconocido por la ONU. Se conmemora la lucha de la mujer para promover y proteger la igualdad de derechos de la mujer en la sociedad y en su desarrollo íntegro como persona. La idea de un día internacional de la mujer, surgió al final del siglo X1X, en plena Revolución Industrial y durante el auge del movimiento obrero. La celebración se remonta a la lucha en la antigua Grecia y la Revolución Francesa, donde las mujeres pedían «libertad, igualdad y fraternidad.» En esta época de candidatos a la presidencia de latinoamérica, hay muchas dudas acerca de la capacidad de una mujer para gobernar, debido a limitaciones culturales.
Históricamente, en diferentes culturas, las mujeres han sido sometidas a sistemas patriarcales, negándoles los derechos humanos fundamentales.
El presidente Lula escogió a su ministra y ex guerrillera Dilma Rousseff para que aspirara a la presidencia de Brasil, economista de profesión, de origen húngara, fue parte de los grupos revolucionarios que se alzaron en armas contra la dictadura militar, por lo que pasó varios años presa en los años 70.
Las mujeres tienen pocas oportunidades en política y la mayoría de los votantes todavía se resisten a que las mujeres asuman el liderazgo. Sin embargo, Laura Chinchilla fue electa presidenta de Costa Rica, sumándose a la lista cada vez más numerosa de mujeres en el poder.
La mujer ha evolucionado a través de los años y ha demostrado capacidad e inteligencia para ocupar cargos reservados para hombres solamente.
Otras mujeres que se han destacado como jefas de Estado o de gobierno fueron la presidenta de Nicaragua, Violeta Chamorro, Mireya Moscoso de
Panamá, Michelle Bachelet de Chile y la actual presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner.
Sabemos que hay diferencias fisiológicas y psicológicas entre hombres y mujeres, pero no impiden que una mujer sea capaz de desempeñar un cargo o rol que tradicionalmente lo ocupa un hombre.
La mujer puede realizar más tareas intelectuales simultáneamente que el hombre, es más expesiva, más detallista, tiene mejor memoria y es mejor empresaria. Además, es más emocional, identifica emociones ajenas con más precisión, se preocupa más por los pobres y es más democrática.
Cada vez son más las mujeres que gobiernan algún país en el mundo, tanto en países orientales como occidentales, ocupando cargos públicos. Esta transformación es un gran reconocimiento de los derechos humanos.
Elsa I. Pardo
Miami
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