El Fernando Lugo que Rafael Correa se niega a reconocer

Fernando Lugo y Rafael Correa. Foto: Galería de Rafael Lugo

Luis Agüero Wagner

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Detrás del Lugo inventado para justificar el ingreso de Venezuela al Mercosur, está el cura reaccionario que aquellos que lo utilizan se niegan a ver

 

Dijo William Faulkner que por lo general, lo que se considera ceguera del destino es en realidad miopía propia.  Es el caso de Fernando Lugo, destituido por su propia torpeza y sin oponer resistencia a mediados de este año que termina, en uno de los episodios más inútilmente controvertidos de la historia latinoamericana reciente, actualmente de gira por Ecuador, donde realiza una visita de cortesía a su amigo Rafael Correa.

Tras su destitución, se urdió la estratagema de presentarla como un golpe, con lo cual se propició el ansiado  ingreso de Venezuela al Mercosur.  Cumplido tal objetivo, más que evidente demostración de oportunismo, Lugo siguió representando el papel asignado por el libreto, el de “víctima” de un “golpe parlamentario”, frase contradictoria que resume algo tan inexistente como una “dictadura democrática”.  Cualquiera con un mínimo de cultura política sabe que los Parlamentos no ejecutan “golpes”, pero cuando los que a uno lo rodean no merecen otra cosa que una comedia, muchos vieron la ocasión de actuar de farsantes.

Fernando Lugo no es, desde luego, un Salvador Allende, y sus últimos actos de gobierno lo demuestran.  Su último esfuerzo por conservar el cargo lo llevó a solicitar clemencia en la misma embajada norteamericana y en la vecina nunciatura apostólica, desoyendo a Nicolás Maduro que le sugería atrincherarse en el Palacio de Gobierno e ignorar al Congreso.

Durante su gobierno, Fernando Lugo se había rodeado de conspicuos referentes de la derecha colorada, y había contado entre los principales funcionarios de su gobierno a conocidos personeros de la embajada norteamericana de Asunción, quienes persiguieron a organizaciones campesinas a sangre y fuego.  Fueron ejecutados sin piedad varios miembros del EPP, una organización político militar campesina que reivindicaba las banderas marxistas leninistas, y en más de una ocasión fue declarado estado de sitio.

Mientras ello sucedía, Lugo no movía un dedo por el ingreso de Venezuela al Mercosur, a pesar de todo el respaldo que le prodigaba el chavismo, que sigue en cierta manera hasta el día de hoy.  En más de una oportunidad Lugo demostró estar más interesado en lograr el respaldo de los medios ultraderechistas que en la supuesta integración mercosuriana, como cuando buscando el favor del monopolio periodístico de la derecha argentina, reprendió a la presidenta argentina Cristina Fernández por una supuesta llegada tardía a una cumbre del bloque regional.

Desde un inicio, la candidatura de Lugo fue respaldada por los referentes en Paraguay del National Endowment for Democracy, atrincherados en Radio Ñanduti, el diario afiliado a la SIP, ABC color, y otros exponentes de la prensa empresarial paraguaya, todos ellos propiedad de empresarios enriquecidos con la dictadura de Stroessner.  Los principales grupos que apuntalaban la candidatura del cura suspendido por la iglesia debido a su in conducta, como Tekojoja y Pmas, eran mamparas de ONG como Casa de la juventud y Gestión Local, que recibían fuertes sumas en dólares de USAID.

A pesar de todas estas evidencias, ya debidamente expuestas, el conglomerado de zoqueteros internacionales de los Foros insiste con torpe empecinamiento en seguir presentando a este cadáver político como el único interlocutor del Paraguay ante la izquierda regional, propiciando su definitivo alejamiento.

El secretario general del Frente Guasu, agrupación que sostenía políticamente a Lugo, en momentos en que fue destituido, era el columnista del diario ABC color Ricardo Canese, quien hoy sigue ejerciendo su oficio desde las páginas del diario “golpista” de Aldo Zucolillo.  En el gobierno, se deshicieron en elogios para la empresa Rio Tinto Alcan, cuya instalación presentaban como un logro del gobierno de Lugo, pero hoy han cambiado de opinión debido a que ya no son tenidos en cuenta para las negociaciones. Es evidente que esta actitud de ambas partes, la derecha y la izquierda, no solo evidencia una comedia sino que también es conveniente y un gran negocio para los medios reaccionarios que la explotan.

Dice un antiguo proverbio  que con una mentira puede llegarse lejos, pero sin esperanzas de volver.  Al parecer, es el destino de la comedia que encarna el destituido cura presidente Fernando Lugo, quien ha hecho todo lo que está a su alcance para  llevar consigo el destino desgraciado del infortunado Paraguay.   Ese es el Fernando Lugo que Rafael Correa se niega a reconocer. LAW

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